Han fallecido Leopoldo Zugaza y Jesús Astigarraga, dos activistas y amigos de Durango y Kurutziaga

En la foto, Jesús Astigarraga (izquierda) y Leopoldo Zugaza (derecha).

En pocos días han fallecido dos personas que trabajaron en beneficio de Durango y Kurutziaga: la semana pasada falleció Leopoldo Zugaza, y a principios de esta semana su gran amigo Jesús Astigarraga. Ambos participaron en numerosas asociaciones y proyectos creados en Durango.

Zugaza y Astigarraga formaban parte del grupo de padres y madres que participó en la creación de la Ikastola Kurutziaga, Zugaza como padre, y Astigarraga como activista (no era padre). En el caso de Astigarraga, en sus primeros años se dieron clases de la ikastola en su casa. Además, ambos participaron en la creación de la librería Hitz y Gerediaga Elkartea.

Leopoldo Zugaza: activista por Euskal Herria

Zugaza trabajó tanto en Durango como fuera. En los años setenta tuvo influencia en la construcción del Salón de Ezkurdi. Mikel Onandia, padre de la Ikastola Kurutziaga, habló con Anboto astekaria sobre el durangarra, en el que comentó que «en los años 70 y 80 el Salón de Ezkurdi fue una referencia para la vanguardia vasca. En muchos otros lugares, aparte de las capitales no había salas de exposiciones «. A aquel proyecto le siguieron las creaciones del Museo de Arte e Historia de Bilbao, el Museo Euskal Herria de Gernika, el Photomuseum de Zarautz y diversas revistas. Zugaza fue parte de la creación de todos ellos.

Jesús Astigarraga: Un trabajador que se mantuvo en segunda línea

Si el instinto activista popular de Astigarraga no quedó claro en la creación de la ikastola, con la creación de Gerediaga Elkartea y la librería Hitz demostró su voluntad de trabajar por Durango. Durante muchos años fue, además, aparejador local. Si algo definía a Astigarraga era la discreción. Su entorno la define como una persona que trabajaba en primera línea pero que se mantenía alejada de fotos y focos.

Desde Kurutziaga Ikastola queremos hacer llegar el abrazo más sentido a sus familias.

¡Adiorik ez, Jesús y Leopoldo!