Arazeli Alberdi. Profesora de Kurutziaga Ikastola.
Arazeli Alberdi se jubilará al finalizar el presente curso escolar. Han sido casi cuarenta años en Kurutziaga. Arazeli es una de las últimas representantes de una generación que ha dejado la ikastola estos últimos años. Berriztarra de nacimiento, lleva viviendo en Durango tantos años como ha trabajado en la ikastola.
¿Recuerdas cuándo empezaste a trabajar en Kurutziaga?
Era el curso 1979/80. Nada más finalizar los estudios hice dos años en Eibar con niños y niñas de 3º de EGB. Cumplido ese tiempo, sin mucha experiencia, llegué a Durango, si no me equivoco, para cubrir una excedencia de Andoni Barreña.
¿Cómo fueron los inicios?
Se me hizo muy duro. Yo venía de estar con niños y niñas de otra edad y aterricé en Kurutziaga en lo que entonces se llamaba la segunda etapa (6º, 7º y 8º de EGB). Mis materias eran Euskara y Gizarte, era una época en la que aún apenas había libros sobre el tema… Recuerdo que en el aula de al lado impartía clases Xabier Garagorri, el director de la ikastola de entonces. Él era, cómo decirlo, una autoridad y yo una novata. Además, creo que los primeros dos años los hicimos en el instituto de Durango porque el edificio de lo que hoy es educación primaria estaba en construcción.
Así que se juntaron todos los factores…
¡Ya lo creo! Menos mal que tenía un equipo maravilloso. Miren Onandia, Jon Salaberria, Edu Barinaga, Antton Anasagasti, Julen Elordi… Me sentía muy arropada y muy a gusto en ese sentido. La verdad es que, teniendo en cuenta los medios con los que contábamos, me parece que fuimos muy atrevidas y progresistas. Por ejemplo, empezamos a hacer programas de radio, animados por Edu Barinaga. El equipo de emisión estaba en la escuela Maiztegi de Iurreta. Preparábamos el programa en clase y allí nos presentábamos en pelotón. A veces se podía emitir y otras, que si faltaba un cable o algún asunto técnico, volvíamos a Kurutziaga sin emisión.
Arazeli con dos compañeras de trabajo enla década de los ochenta.
Eran otros tiempos.
Es cierto que hacíamos muchas cosas que hoy en día serían impensables. ¿Que hacía buen tiempo? Pues nos íbamos a Momotxo a pasear, o toda la clase en bici a Axpe. Vivíamos de una manera más relajada y las familias nos concedían una confianza casi total.
El perfil de las familias ha cambiado notablemente. ¿El del alumnado?
Me parece que tendemos a pensar que el pasado siempre fue mejor y no nos damos cuenta de que la memoria tiene su lógica interna que nos ayuda a olvidar lo malo y a quedarnos con lo bueno. Es evidente que el alumnado ha cambiado. La sociedad ha cambiado. Pero tanto entonces como ahora, el niño, la niñas siguen siendo básicamente eso, niños y niñas. Esa curiosidad y esa lógica de buscar dónde están los límites sigue ahí. ¿Que las travesuras de entonces eran, digamos, más visibles que las de ahora? Puede que sí. Las tecnologías y las redes sociales quizá hayan complicado un poco el tema. Pero, te pongo como ejemplo los baños: esos espacios medio aislados siguen atrayendo al alumnado lo mismo ahora que hace cuarenta años.
¿Cómo mantiene una esa motivación para seguir trabajando con jóvenes durante tantos años?
Yo nunca he perdido esa motivación. Me habré desesperado varias veces, pero el nuestro es un oficio muy dificil de llevar a cabo sin esa motivación. Hay días que vuelves a casa llena de dudas. Sin embargo, con el tiempo aprendes que al día siguiente tendrás una oportunidad para solventar esa duda, para compensar, de algún modo, aquello que no hiciste bien. Una de las cosas buenas de este oficio es que te da muchas oportunidades.
Abel Barriola visitó Kurutziaga en 2008 una semana después de perder la final manomanista.
¿Y, la ikastola? ¿Qué te ha dado a ti Kurutziaga?
Mira, cumpliré casi cuarenta años aquí. A menudo pienso que le he dado gran parte de mi vida a esta ikastola. Pero, al mismo tiempo, considero que buena parte de lo que soy, yo, Arazeli, es gracias a la ikastola. Toda esa gente que he conocido aquí, compañeras y compañeros de trabajo, alumnos y alumnas…
30.aniversario de la ikastola. Arazeli con alumnado de quinta el 1969 y 1979.
Llegará junio y, después, ¡la jubilación!
Este curso me ha pasado varias veces eso de decirme a mí misma: mis últimos carnavales, mi último jaialdi… Pero si te soy sincera, tampoco tengo ningún plan especial para ese después. La vida me ha enseñado que no hacer planes es, a menudo, una manera de encontrarte con el mejor plan.