Hace tres años que pusimos en marcha con los comerciantes del pueblo la Lotería de Comerciantes de Durango en lugar de la lotería de Navidad. No diría que la propuesta sea nueva, pero tampoco me atrevo a decir que se haya convertido en una costumbre. Todavía estaremos a medio camino, pero poco a poco vamos por el camino de convertirlo en costumbre.
La importancia del comercio local se puede leer de muchas maneras, pero yo me limitaré a la cercanía y la vitalidad. No soy nadie para decir dónde y cómo hay que comprar, pero estaréis de acuerdo en que no es igual una calle oscura y fría que una calle que, gracias a los/as comerciantes, está llena de luz y gente.
Hoy se puede comprar con un clic lo que se quiera, pero ese clic no llena las calles de gente, al contrario, las vacía. Hago apología de la calle viva a través de este escrito, en favor de los/as comerciantes del pueblo. Aquí, cerca y viéndonos mutuamente, creo que podemos comprar o conseguir lo que necesitamos. No siempre, pero la mayoría de las veces sí.
En cada una de las iniciativas que hemos organizado en Durango hemos llamado a varias puertas para pedir ayuda y soporte, y la respuesta recibida de parte de comerciantes y hosteleros/as siempre ha sido afirmativa. Cuando lo hemos necesitado hemos recibido ayuda y esta vez, por tercer año, nos toca a nosotros/as.
Por eso, un año más, el sorteo de Navidad realizaremos junto a los/as comerciantes de la localidad. Protejamos a los/as comerciantes del pueblo, que son los/as que iluminan nuestras calles.