Claudia Aperribai es la coordinadora del comedor de Kurutziaga. Diplomada en Nutrición y Dietética, aparte de diseñar los menús, este curso ha tenido otros quebraderos de cabeza como todo el equipo de comedor.
Cuando empezó el curso, había una gran interrogante sobre los centros educativos, y más aún sobre los comedores de los centros educativos.
Había mucha incertidumbre, pero como estuvimos parados desde marzo, también teníamos ganas de arrancar. La verdad es que en verano hicimos mucho trabajo de planificación. El reto principal era poder dar de comer a todo el alumnado garantizando las medidas de seguridad, y para ello tuvimos que hacer varis de pruebas: tomarlas medidas de todos los espacios del comedor, contar el mobiliario, medir los tiempos…
«Con el alumnado de ESO se podría volver al antiguo sistema garantizando todas las medidas de seguridad»
Las medidas de seguridad obligan a que las bandejas estén ya en la mesa para cuando llega el alumnado. No es la situación ideal para un comedor, ¿verdad?
Según su nivel. Para los y las más pequeñas tiene que ser así, ya que no pueden pasar por la línea de reparto. Pero es verdad que, en la medida en que subimos en edad, me parece más adecuado al servicio de línea. En el servicio de línea el alumnado puede elegir, en cierta medida, y tienen mayor autonomía. Ahora, en cambio, parece que se les impone el menú sin darles ninguna opción. Creo que con el alumnado de ESO se podría volver al antiguo sistema garantizando todas las medidas de seguridad. De cara al próximo curso, estaría bien juntarse con ellos y ellas y acordar posibles mejoras y ver si son factibles.
Mencionáis a menudo que el comedor también es un ámbito educativo, que es importante la participación del alumnado.
Así es. Y es en esta materia donde hemos notado el mayor retroceso. El año pasado el alumnado realizaba varias funciones en colaboración con nosotras: repartir comida, pasar la lista, limpiar mesas, recoger sillas… este año, muchos/as, sólo tocan la bandeja para comer y, después, se van. Así no se preocupan de nada. Nuestra relación (alumno-trabajador del comedor) también se enfría y aprenden menos. Creo que poco a poco, adaptándonos a las medidas necesarias, deberíamos recuperar una serie de hábitos y responsabilidades, que son beneficiosas para todos y todas.
«El año pasado el alumnado realizaba varias funciones (…) este año, muchos/as, sólo tocan la bandeja para comer»
Empezáis a recuperar algunas actividades de la sobremesa. Los niños y niñas lo agradecerán, ¿no?
¡También nosotras! El primer trimestre no nos atrevimos a hacer gran cosa. No queríamos compartir nada y las y modificaciones de espacios por burbujas tampoco ayudaban a dar continuidad a las acciones. Desde enero hemos empezado a dar algunos pasos teniendo mucho cuidado con la desinfección. Hemos trabajado sobre las obligaciones y normas del comedor, sobre los alimentos de temporada, la sostenibilidad, diferentes deportes, juegos tradicionales…
El personal de la ikastola nos ha hablado de la gran laborque habéis realizado en el comedor.
Se ha procurado que el comedor, manteniendo las normas, fuera el lugar más agradable posible, tratando, a su vez, de que el alumnado entendiera el porqué de las medidas. Como en otros ámbitos, hemos ido aprendiendo con el tiempo. La actitud y el entusiasmo del equipo ha sido muy importante. Diría que hemos tenido muchas menos sorpresas de las que pensábamos al principio. ¡Que así sea!