La escritora y madre de la ikastola Leire Bilbao se acercó el lunes a Kurutzaga para recitar el libro de poemas ‘Barruko hotsak eta beste soinu txiki batzuk’ que publicó junto a Maite Mutuberria a los/as niños/as del segundo ciclo de Infantil. A través del relato, el libro anima a que cada niño/a haga una lectura, lo que, según Bilbao, ayuda a que «cada uno/a mire hacia su interior».
¿En qué consiste ‘Barruko hotsak eta beste soinu txiki batzuk’?
El cuento une varios sonidos desde que nos despertamos hasta que nos dormimos. Una banda sonora que forma el diario de un/a niño/a. Cuando abrimos los ojos, el sonido «click»; cuando lavamos los dientes nos viene el sonido de las olas, cuando tenemos una idea brindan dos vasos. Desde ahí hasta los sonidos que tenemos cuando vamos a la ikastola, cuando jugamos, cuando corremos… y al llegar a casa al acostarnos.
Has trabajado junto a Maite Mutuberria.
Jugamos con los sonidos, pero también con las composiciones, a través de las ilustraciones de Maite Mutuberria. Hay caligramas dentro del libro, es decir, a través de las palabras se crean formas: la imagen de una persona, la de la lluvia…
¿Cómo abordar todos ellos? ¿Hay muchas posibilidades de interpretación?
Cada uno/a da una interpretación diferente a cada sonido. Yo pregunto a los/as niños/as qué sonido hace uno u otro elemento y ahí se ve la interpretación que ha hecho cada uno/a. Aquí también es un ejercicio que al contar poemas cada uno/a mire dentro de sí y explore qué sonido tiene dentro. Ese es también un juego de la literatura: que cada uno/a mire hacia su interior.
¿Hasta qué punto son importantes los libros para los/as niños/as?
Creo que debemos reivindicar la importancia de la palabra. Tiene su importancia lingüística, porque en nuestro caso estamos hablando en una lengua minorizada; y desde la importancia de la literatura, quiero reivindicar la importancia de la poesía. La poesía para niños/as de estas edades tiene muchas onomatopeyas a través de las cuales los/as niños/as también comunican. Hay que hacerles entender que la palabra también es un juego, del mismo nivel de los del móvil.
En tu caso, ¿cómo te enganchaste al poema?
Todo se entrena. Los/as niños/as saben que haciendo deporte hay que entrenar y también hay que entrenar con otras cosas. Yo tuve la suerte de que nos venía a clase el bertsolari Jon Lopategi y ahí, con unos 13 años, empecé a jugar con las palabras.
El euskera también necesita creación.
Desde el punto de vista de la creación y de la cultura, tengo claro que tengo una posición a favor de la lengua minorizada y, si requiere, una militancia. Y tengo claro que creamos en euskera porque creemos que tenemos que crear en euskera y que hemos llegado al mundo en y desde el euskera, desde nuestra pequeñez y nuestra cercanía.
¿Tienes alguna palabra o sonido favorito?
En Ondarroa hay una onomatopeya: dzanga. Significa «sumergirse». Sumergámonos en la poesía. Hagamos dzanga en euskera. Dzanga en la poesía, en la ikastola. Hagamos dzanga en estas aguas.