Haizea Egiarte ha analizado el impacto que ha tenido en el alumnado de Infantil y Primaria la modificación del espacio exterior del centro; recoge en el estudio cómo ha afectado a las relaciones, conflictos y actitudes entre los/as alumnos/as, bajo la dirección de Asier Huegun. Y también recoge en qué medida se han superado las resistencias que ha tenido el proceso: la dificultad de cuidar a los/as niños/as en el nuevo patio, y el deseo inicial de eliminar por completo el fútbol del patio. «Si la escuela tiene que romper ciertas inercias de la sociedad, ¿por qué no plantearse quitar el fútbol?». Al final del artículo tienes imágenes del nuevo patio.
Con la coeducación y la naturaleza como ejes, transformaron el espacio exterior del centro en Kurutziaga Ikastola de Durango. El nuevo patio, inaugurado en 2018, ha sido investigado por Haizea Egiarte, que ha recabado la opinión de profesores/as, padres y madres y 81 alumnos/as de la ikastola. Y es que, «los/as niños/as pasan al menos 30 minutos diarios en los espacios exteriores de la escuela, 525 horas a lo largo del curso», ha destacado.
¿Por qué es importante el espacio exterior?
Haizea Egiarte: Como profesores/as a menudo damos importancia sobre todo a las cuestiones dentro del aula, pero el espacio exterior también forma parte de la ikastola, no podemos olvidar que los espacios exteriores son un lugar ideal para jugar y que los/as niños/as desarrollan su autonomía, psicomotricidad… también a través del juego. Cuando salen al patio, ellos/as deciden cómo jugar, a qué, utilizando la imaginación, más libres de las normas establecidas por los adultos, y libremente e inconscientemente, están aprendiendo también ahí.
Es más, el aula es un continuum dentro y fuera, se puede dar un uso educativo a la zona fuera de las cuatro paredes y no se puede reducir la enseñanza al interior del aula y tener patio solo el espacio que cuides. A la hora de plantear la clase podemos tener en cuenta el exterior, organizar alguna acción con fines didácticos en el patio del centro o en el barrio, porque es un recurso muy enriquecedor, no digamos si tenemos naturaleza en el entorno.
Asier Huegun: A diferencia de lo que ocurre dentro del aula, a menudo no reconocemos la función educativa del espacio exterior y se descontrola, se reproducen muchos estereotipos y tendencias de la sociedad, y precisamente por eso es importante centrarse en esos espacios.
En Kurutziaga Ikastola sí han tenido la oportunidad de rediseñar el espacio exterior.
Egiarte: Su preocupación se centraba principalmente en dos ámbitos: la coeducación y la naturaleza. Por ejemplo, veían claramente que el campo de fútbol que tenían en medio del patio se lo comía todo, jugaban principalmente chicos al fútbol, y las chicas se movían por las periferias del patio. A partir de ahí, han hecho un patio impresionante, pero los centros que no lo tienen, no deberían limitar el espacio exterior al patio, deberían extenderse al pueblo: si tienes un arroyo, un campo… alrededor, ¿por qué no salir del colegio y aprovecharlo? No siempre es fácil, pero valdría la pena intentarlo.
Huegun: Así es, hoy en día tenemos zonas y espacios separados y divididos, pero el centro debería formar comunidad en el barrio y en el pueblo, los espacios deberían interactuar.
Puede parecer que varios espacios o actividades tienen género. En los que no se le adscriben géneros (campo abierto, colinas, gradas de hierba… el renovado patio de recreo) ¿se observa algún otro tipo de relación y actitud?
Egiarte: Sí, por ejemplo, en la zona verde de la que hablas. Los referentes más conocidos en el fútbol son los hombres, que de alguna manera han interiorizado que es un deporte para chicos; mantener el equilibrio sobre el tronco, bajar por el tobogán o hacer torres, sin embargo, no está en manos de referentes masculinos ni femeninos, que juegan juntos sin prejuicios. Si los chicos de 5º en general son mejores que las chicas en el fútbol, han visto que muchas chicas son mejores que ellos en los juegos de equilibrio, en esos otros espacios. No se trata de ver cuál es mejor y quedar por encima del otro, pero estos espacios también han sido una forma de empoderar a las chicas y de rebajar a los chicos. Además, son espacios no determinados que permiten dedicarnos a diversas cosas, hoy somos exploradores/as y mañana haremos una chabola, no hay reglas que estén en otros juegos, y se desarrollan otras relaciones.
Huegun: Además, cuando el campo de fútbol ocupaba el centro, la centralidad la tenían los chicos, y el cambio de espacio y la aportación de otras actividades al centro ha hecho que esa jerarquía haya cambiado, que las chicas hayan ganado centralidad.
De hecho, el espacio dedicado al juego libre es el que ahora ocupa el centro del patio y es el espacio más utilizado por las chicas. Eso sí, el estudio dice que los/as profesores/as han tenido que animar un poco a las chicas a «conquistar» esos espacios, al tener tan interiorizado que tienen que moverse por la periferia.
Egiarte: Porque las chicas no tienen costumbre de tomar el centro. ¿Qué han hecho en Kurutziaga? El fútbol no lo podemos quitar, pero al menos lo vamos a mover, lo vamos a dejar al margen, y los que quieren andar por el sokasalto no tienen por qué hacerlo en una esquina, los que quieren pintar no tienen por qué estar al margen, ¿por qué no ponernos a hacerlo en medio del patio? Los resultados del estudio indican que todavía falta mucho para que la mayoría de las chicas y chicos jueguen juntas, pero que ellas sientan que el patio también les pertenece y que pueden actuar en el centro del patio. En la sociedad, en las fiestas… las mujeres tenemos una tendencia a estar en segundo plano, a tener el protagonismo los hombres, porque lo ha sido desde pequeñas, pero si desde la infancia las chicas aprenden que el centro es también de ellas, que pueden coger centralidad, irán cogiendo fuerza en el futuro para decir «yo estoy aquí y estoy en primer plano».