Veintisiete años trabajando en la limpieza de la ikastola. Ahí es nada. Begoña ha visto el ir y venir de compañeros/as de trabajo y ha sido testigo de la transformación de la ikastola. Con sesenta y cuatro años, será este su último curso de trabajo anterior a una jubilación más que merecida.
Son las 15:00 horas. Cuando muchos/as piensan en salir de la ikastola es cuando tú entras.
Así es, y aquí estaré hasta las 21:30. Ese es mi trabajo. Un trabajo que he hecho durante veintisiete años.
¿Recuerdas cuándo entraste a trabajar en la ikastola?
¡Ya lo creo! Por aquel entonces había tres trabajadoras de la limpieza: Puri, Maribel e Isabel. Yo entré en lugar de Isabel, y hasta hoy. Recuerdo que todavía estaba el viejo chalet de la ikastola. Estaban Jose Alberdi y Santi Belar en mantenimiento. Nos apenó mucho la muerte de Santi, era muy bueno con nosotras. Después, con Kepa también tuvimos una magnífica relación.
La ikastola era más pequeña entonces, lo cual no significa que diera menos trabajo…
Para nada. Éramos solo tres trabajadoras. Hoy en día somos nueve, aunque yo sea la única a jornada completa. Además, recuerdo que Anton Mari (gerente de la ikastola) solía traer un camión de arena todos los años a la ikastola. ¡La de toneladas de arena que habremos limpiado!
Con tantos niños/as no será fácil mantener la ikastola en orden.
Diría que hoy en día encontramos las aulas mejor que hace años. También es cierto que tanto las herramientas de trabajo como los productos, son mucho más adecuados y eso facilita mucho nuestra tarea.
Parece que te llegó la hora de la jubilación.
Sí. Tengo sesenta y cuatro años y creo que ya he hecho suficiente. He visto cómo se han ido jubilando las profesoras que eran más o menos de mi quinta, y me parece que ahora me toca a mí.
Claro, te has relacionado con varias profesoras y profesores que se han jubilado estos últimos años…
Y siempre me he llevado muy bien con ellas/os. A alguna que otra todavía la veo por aquí trayendo o recogiendo a sus nietos/as. He tenido un trato muy cordial con todos/as.
Había alguien que solía quedarse hasta muy tarde…
¡Txotxe! La de veces que se quedaba en el taller haciendo algo y ya era la hora de irme, y le tenía que avisar: “¡Oye! Que si no te mueves te dejo encerrado!”. Tenía muy buena relación con él.
Ahora que te vas a jubilar, no irás a echar en falta el venir a trabajar, ¿no?
Lo de trabajar, me parece que no. Pero la relación con las compañeras, las amistades… Es que son muchos años, y yo vengo aquí a diario como el que viene a su casa.
Pues nada más, Bego. No nos queda más que agradecerte el trabajo que has hecho en la ikastola durante todos estos años: Eskerrik asko!