Ana Lasa Esnaola, lazkaotarra que reside en Durango, ha trabajado en el jantoki de la ikastola durante un buen puñado de años. Este viernes será su último día de trabajo previo a una bien merecida jubilación.
¿Cuándo entraste a trabajar en la ikastola?
Fue en 1999. Al principio era un trabajo de un par de horas para acompañar en la siesta a los niños y niñas de cuatro años. Después, también estuve con los y las de tres años y fue cuando las cocineras de entonces, Mila Salterian y Lourdes Aranoa me “ficharon” para ayudarlas en la cocina. Desde entonces he trabajado con Mikel Atutxa, con Pili Bereziartua… Siempre he mantenido una buena relación con mis compañeros y compañeras de trabajo.
Muchos/as de aquellos/as a los que acompañabas a la siesta ya estarán fuera de la ikastola…
¡Alguno incluso ha vuelto como profesor! La coordinadora del comedor, Claudia (Aperribai), es una de ellas. Ya le comento de vez en cuando, en tono de broma, cómo era ella a la hora de comer y esas historias… La verdad es que siempre me he llevado bien con los/as niños/as. No puedo acordarme de todos/as pero muchos me saludan en la calle a pesar de que en su día hubiéramos tenido nuestras batallas a la hora de comer.
«A las 9:50 hacemos nuestra paradita para desayunar, que es como yo le llamo, “nuestro momento zen”
¿Cuál ha sido tu rutina diaria hasta ahora?
Los cocineros, Mikel y Raul, entran a las 6:45. Yo para las 7:40 ya estoy en marcha. A las 9:50 hacemos nuestra paradita para desayunar, que es como yo le llamo, “nuestro momento zen”. Luego vuelta al tajo y de 13:00 a 14:00 estoy sirviendo comidas. Después, recogerlo todo, y ya hemos hecho el día.
Desde que tú entraste a trabajar ha aumentado considerablemente el número de menús que dáis al día.
Cuando yo entré rondaríamos los 400 menús diarios. Hoy en día lo habitual es estar por encima de los 800. A eso súmale que los menús son también más variados por diferentes razones: menú vegetariano, alergias… Eso nos exige más atención a la hora de trabajar.
Los/as niños/as dan guerra pero trabajar con ellos/as también tendrá su vuelta, ¿no es así?
Claro que sí. Por ejemplo, por las mañanas cuando estamos cocinando, vienen a menudo a por pan los/as de dos años. Yo siempre tengo alguna galletita preparada para ellos/as, yno te imaginas cómo lo agradecen.
«(Lagun Ezkutua) Fue todo muy bonito. Salir a la ventana y verlos/as a todos/as callados/as, mirándome…»
Te ha tocado a ti ser “Lagun Ezkutua” de este año. ¿Cómo fue la experiencia?
Fue todo muy bonito. Salir a la ventana y verlos/as a todos/as callados, mirándome… Me emocionó, la verdad. Les dije que ya me iba, y algunos/as pensaron que sería ese mismo día y me pedían que no me fuera. El otro día, otro me vió en la ikastola y me dijo: “¡Agur Lagun Ezkutua!”… Guardo un recuerdo muy bonito
Y ahora, ¿echarás de menos esta rutina diaria?
Creo que no. Será otro tipo de vida. Mi pareja también se ha jubilado este año y lo único que pido es salud para poder disfrutar de la vida.
Ahora, a mis compañeros ya les digo que de vez en cuando vendré a desayunar y “a vigilar como trabajan”. Lo cierto es que me he llevado muy bien con Mikel y con Raul. Siempre nos hemos echado una mano el uno al otro, hemos hablado mucho… Ha sido muy agradable.
Tienes la última palabra:
Solo añadir que he estado muy a gusto en la ikastola. Entré de chiripa, y he estado veinte años. Estoy muy agradecida.
Desde Kurutziaga no podemos decir menos. Eskerrik asko Ana, y a gozar de la vida, ¡que te lo has ganado!