El psicólogo y sexólogo José Luis García ofreció el lunes una charla sobre pornografía, promovida por Kurutziaga Ikastola en colaboración con el Ayuntamiento de Durango, en el centro cultural San Agustín. Alertó de la influencia de los contenidos sexuales porno-violentos en niños/as y jóvenes.
¿Cuáles son las consecuencias del consumo de porno?
Si no hay educación sexual de ningún tipo y no hay controles en la entrada a internet, los riesgos son muy elevados. Yo hablo de una generación de niños/as pornográficos/as.
¿Qué quieres decir con eso?
Los/as sociólogos/as hablan de generaciones con términos como milenial, Z o X. En cambio, yo hablo de una generación pornográfica. Estos/as niños/as han tenido sobre todo porno violento como referente educativo.
Cuando habla de pornografía, ¿a qué tipo de contenido se refiere exactamente?
La palabra pornografía puede crear confusión. No todos los contenidos son iguales. Yo distingo entre películas sexuales eróticas y películas sexuales porno-violentas. La mayoría de las películas que hay en Internet son películas sexuales porno-violentas y consumir esos contenidos tiene sus riesgos.
¿Cuál es el perfil de los niños, niñas o jóvenes que consumen estos contenidos violentos?
Estos/as niños/as serán muy activos sexualmente, sin importar la orientación sexual y sexualmente serán muy precoces. Intentarán imponer lo que han visto porque es lo que excitan. Por eso se consume pornografía, porque excita y da placer. Ten en cuenta que estos/as niños/as tienen el cerebro en proceso de construcción; ese contenido que están conociendo, además de moldear el cableado neuronal, determina el comportamiento. Por lo tanto, si esas imágenes le dan placer, las considera normales porque no tiene otros referentes con los que comparar. El porno es un producto muy adictivo. Digo que está por encima de la cocaína porque es gratis, puedes consumir en tu casa. Tiene un gran poder adictivo. El deseo sexual tiene mucho poder. Es una de las mayores motivaciones del comportamiento humano. Muchas personas se implican en situaciones sexuales, poniendo en riesgo incluso la pareja o la hipoteca. El deseo sexual es muy poderoso para la supervivencia de la especie. Así está previsto en la naturaleza humana y lo premia por placer. La presión biológica está ahí y está también en los adolescentes. Serán niños/as adictos/as, con alteraciones cerebrales. Los adictos a esta adicción buscan cada vez más películas más violentas. Su sensibilidad y empatía están alteradas. El caso de la niña que ha sido violada en grupo amenazada con un cuchillo en Barcelona, por ejemplo. El vídeo fue colgado en Internet y denunciado por su hermano. Quienes han visto ese vídeo también tienen un problema de empatía y de compasión.
¿Cómo viven los/as jóvenes consumidores de contenidos sexuales violentos las relaciones de pareja?
Estos/as niños/as también pueden tener problemas con sus parejas. Puede ser que la pareja no quiera algunas prácticas sexuales. En muchos casos recurren a la prostitución. El consumo de porno y el de prostitución están relacionados. Muchos/as jóvenes ven entre 1.000 y 5.000 horas anuales relacionadas con el porno violento. Ven a un actor maltratando a una mujer a tantas horas. En la práctica, estas conductas las imponen y no sólo los jóvenes. Muchas mujeres están preocupadas por estas actitudes. No sólo jóvenes, también adultas. Muchas mujeres que utilizan aplicaciones denuncian la violencia sexual. Esos conductos los han sacado del porno y se han erotizado. Erotizar la violencia es muy peligroso. No podemos permitir que nuestros jóvenes se eduquen en esa idea violenta del sexo.
¿Qué valores impulsa una educación sexual adecuada?
La sexualidad es una dimensión positiva de la vida. Se basa en la ternura, el amor, el placer, la pasión, siempre que se hagan por un acuerdo. Hay que respetar la libertad. Pero, si hay violencia, hablamos de otra cosa. Eso no es sexualidad. Es básico transmitir esta idea a los/as jóvenes. Pueden disfrutar de la sexualidad sin violencia.
¿A qué edad comienzan a consumir estos contenidos?
Unos niños, de seis años. Los padres ven porno en el móvil y los niños tienen acceso a estos contenidos a través de este dispositivo. En algunos casos, durante 8 años ya les regalan un smartphone, como en la primera comunión. Y durante 12 años más del 40% ha estado en contacto con el porno. Con 16 casi todos. En Suecia, por ejemplo, con 16 años el 96% de los chicos han visto alguno de estos contenidos y el 55% de las chicas. Aquí pronto estaremos en esas cifras.
¿Tan fácil es para los/as niños/as tener acceso a estos contenidos?
Con cualquier dispositivo que tenga acceso a Internet, un/a niño/a encontrará estos contenidos de forma presencial. La industria del porno va en busca de jóvenes, a videojuegos, en redes sociales… Twitter está llena de pornografía. Instagram también está llena de vínculos. Los hay por todas partes. Tarde o temprano los encontrará.
¿Cómo se debería gestionar el uso del móvil y los dispositivos por parte de los/as jóvenes?
Para empezar, retrasar al máximo el móvil. Aunque sea el último de la clase. Y, si se compra, hay que hablar con el/la niño/a de los peligros que puede encontrar. A un/a niño/a no se le puede dar un coche de fórmula 1. Además, hay que acompañarle/a en este proceso y hablarle para explicarle que tarde o temprano le aparecerán estos contenidos. Lo antes posible. Hay que ser antes de ver los contenidos, para que cuando pase lo entiendan y decidan si lo ven o no. Lo que les propongo es que no vean películas porno-violentas. Tienen graves consecuencias. Y si quieren estímulos sexuales, que utilicen películas eróticas. Debería haber más. Propongo que el Estado subvencione películas eróticas por razones de salud. Esto es un problema de salud.
A muchos padres/madres les cuesta hablar de estos temas con sus hijos/as.
Internet lo ha puesto todo patas arriba. En mi época, en las revistas… encontrábamos algunos contenidos como podíamos. Hoy en día, un niño habla de ‘tetas’ en un buscador y le aparecen millones de películas porque la industria del porno ha comprado todos los dominios relacionados con el sexo. Por lo tanto, que hablen lo antes posible de las relaciones sexuales, con tranquilidad, sin culpabilidad, y que den una visión positiva. Los padres también tienen un ejemplo en su actitud hacia los niños. Abrazar, besar… La conducta afectiva en el día a día también puede hacer frente a la pornografía. Porque la pornografía en una sociedad neoliberal no va a desaparecer. Entre los jóvenes crecen las actitudes violentas y todo añade. Da la impresión de que el porno es un catálogo que une todos los trastornos sexuales y lo venden como algo normal.